Las
personas que llegan a nuestras cabinas, lo hacen principalmente porque desean
verse mejor. La esteticista deberá entender que el paciente es un todo, y que
no mejoraremos la piel del rostro, ni la adiposidad del abdomen, ni las piernas
cansadas y mucho menos las ojeras en sus rostros, si no logramos equilibrar su
sistema orgánico.
La
esteticista debe entender y conocer algunos signos y síntomas en los pacientes,
lo que le permitirá derivarlos al profesional de la salud correspondiente y así
trabajar en conjunto para lograr el éxito en nuestro tratamiento profesional.
Acné en la zona del tercio inferior en mujeres mayores de 35 años nos alerta sobre la posibilidad de desórdenes hormonales. Acné en el tercio inferior, acompañado de hirsutismo en mujeres menores de 25 años, nos habla de la posibilidad de quistes o problemas en los ovarios y/o mamas. En ese caso, debemos derivar al ginecólogo para que evalué y solucione el problema.
Axilas,
cuello e ingles oscuras nos hablan de la posibilidad de resistencia a la insulina. La
prominencia abdominal de 88
cm en las mujeres y 102 cm en los hombres nos
habla de la misma posibilidad. Lo indicado es enviarlo al endocrinólogo para
que les realize un exámen.
La
posibilidad de antioxidar a nuestros pacientes es algo que beneficiará nuestros
protocolos, ya que en la medida en la que ellos eleven su nivel inmunológico,
nuestros protocolos elevarán su efectividad. El nutricionista es el encargado
de antioxidar a nuestros pacientes.
Todos los
días recibimos gente en nuestras cabinas, gente que quiere verse bien, que quiere
deshacerse de la sensación de intolerancia y falta de energía. Hombres y
mujeres que buscan solucionar sus problemas de autoestima. Debemos ser
profesionales, saber escuchar, saber identificar situaciones y circunstancias
para poder dar una orientación adecuada.

La
estética en manos de profesionales serios, competentes y de avanzada se convierte
hoy en la piedra angular en el desarrollo de la SALUD.
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